Una máxima estratégica que rige los principios más elementales del noble juego del ajedrez es que ‘quien controla el centro del tablero, gana la partida’. Mi apertura para lograrlo no puede ser otra que la ‘Española’, la ‘Ruy López’, que utilizan los ajedrecistas del nivel más básico hasta campeones mundiales como el noruego Magnus Carlsen, el segundo más joven de la historia después de Garry Kaspárov.
Ruy López de Segura, sacerdote español del siglo XVI, publicó un libro sobre ajedrez en 1561. Fue el primero en dar nombre a la ‘Apertura Española’ o ‘Ruy López’ que desarrolla rápidamente las piezas del flanco de rey y ejerce presión en el centro, su movimiento más popular.
Me decanto por la apertura ‘Española’, que no la ‘Francesa’. Esa que tanto gustaba a Humprhey Bogart y que aparecía en una curiosa escena de ‘Casablanca’, la película que dirigida por Michael Curtiz en 1942 ganó un Oscar. Mi destreza con el ajedrez ni roza por asomo a Bogart, un consumado ajedrecista, que llegó incluso a dar nombre a una jugada el ‘Gambito Humprhey Bogart’, que sacrifica una pieza –normalmente un simple peón- al comienzo de la partida con fines estratégicos.
La asociación simbólica, cultural y semántica del ajedrez y la política es incuestionable. ‘Poner en jaque’ o ‘se enroca’ son metáforas del argot del ajedrecista que aparecen frecuentemente asociados a la política.
Y la historia guarda capítulos de mandatarios que se enfrentaron llevando sus duelos a las sesenta y cuatro casillas de un tablero de ajedrez como, aseguran, hicieron en 1457 el insigne caballero don Alonso Fajardo ‘el Bravo’, alcaide de Lorca, y Muley Boabdelín, apodado ‘el Zagal’, que era rey de Almería.
Se jugaron sus ciudades convirtiendo aquella ocurrencia en una leyenda recogida en el ilustre texto del Romancero, con lo que la ciudad de Lorca quedó registrada en las páginas más valiosas y brillantes de la literatura española. Cinco siglos después se recreaba aquel combate no sucedido en un campo de batalla sino en un tablero de ajedrez. Se hacía en la Plaza de España en un tablero ocupado por piezas de carne y hueso, miembros de la Federación San Clemente, el Club de Ajedrez de Lorca y actores de la Compañía del Teatro Guerra, con texto original de Pedro Felipe Sánchez Granados.
Se reprodujo la partida que jugaron Paul Charles Morphy, con blancas, y B. Tilghman, con negras, en Filadelfia en 1859, con comentarios de las jugadas del maestro internacional Juan Joel Arencibia. Perdió, de nuevo, Fajardo ‘el Bravo’, pero hizo el intento –como entonces- de salvar la ciudad con las armas. Pero Muley Boabdelín le perdonó su deuda. “Quedaos, Fajardo ‘el Bravo’, con Lorca, que no me duelen prendas ser generoso con vos, un caballero a que todo el mundo conoce y estima por un sobrenombre de tanto valor”, concluía.
La afición al ajedrez persiste a lo largo de la historia en nuestra ciudad. El Memorial Narciso Yepes lo hizo durante varias décadas situándose en lo más alto del escalafón. Y el Festival Internacional de Ajedrez Ciudad de Lorca, que este año llega a su décimo segunda edición, ha logrado alzarse con el máximo nivel de aquel al que rememora.
Este diciembre, del 26 al 30, Lorca volverá a ser capital mundial del ajedrez. Las estadísticas de años anteriores no llaman a equívocos. Más de 200 ajedrecistas de 24 nacionalidades distintas y con edades comprendidas entre los 6 y 80 años.
Ajedrecistas de Armenia, India, Georgia, Finlandia, Reino Unido, Ucrania, Moldavia… de distintos enclaves de la geografía española, se pondrán a uno y otro lado del tablero en el transcurso de un certamen que agotará no solo las plazas hoteleras de la ciudad, sino también de poblaciones limítrofes como Águilas, Puerto Lumbreras, Totana… Una competición que permite sacar la norma de gran maestro y maestro internacional y valedera para el ranking mundial.
No nos valen las tablas. Aspiramos al ‘jaque mate’ y a recuperar la hegemonía de tiempos pasados de una competición que arrastra en nuestra ciudad a cientos de niños, de jóvenes… A pesar de las fechas, intempestivas, cada vez son más los que acuden para conocer esas reglas inquebrantables que permiten una destreza y agilidad mental que ha llevado a muchos a adentrarse en este noble juego, considerado de reyes, pero que a lo largo de la historia ha atraído a políticos, pontífices, pensadores…
Arranco con la apertura de ‘Ruy López’ para liberar mi alfil y mi caballo, moviendo el peón del rey dos espacios. A partir de ahí, usando el argot taurino, que Dios reparta suerte.
Fulgencio Gil Jódar
Alcalde de Lorca